Cuando llegue la hora de morirme
y pasar el umbral de lo intangible;
quiero que me acompañe un coro de voces,
con cantos alegres, populares,
llenos del ritmo y la cadencia
compañeros de la sangre latina
que corre por mis venas.
Cuando llegue la hora de morirme
y pasar el umbral de lo intangible;
quiero que me acompañe un coro de voces,
con cantos alegres, populares,
llenos del ritmo y la cadencia
compañeros de la sangre latina
que corre por mis venas.
Ábreme las puertas de la abundancia, del amor y del gozo infinito que me corresponde por derecho. Me sé merecedor de todas las bondades de tu huerto, ilumíneme tu grandiosa inteligencia para, sin más divagaciones, caminar por el sendero que me corresponde por derecho de conciencia, estoy cierto en poder ser más útil a mis semejantes de lo que haya sido nunca.
El tiempo, querida UNIKA, no existe, es tan solo otro invento del hombre para comprender el infinito vagar de los astros, el tiempo es importante cuando lo empleamos para contemplar las bellezas del universo, la sonrisa de los niños, la grandeza de los pueblos, la obra de Dios. Pero el tiempo, por si mismo, no vale nada.¿Cuantos años ha dedicado el ser humano a la guerra, a la contaminación, al desastre?. ¿De que le ha servido? Valor tienen las horas, los meses y los años en que corrió sobre el papel la pluma de Cervantes,
Fiel testigo del encuentro
de las razas y los hombres,
una geografía de nombres
alumbran tu firmamento.
Chiriquí, Bocas del Toro,
Ve raguas, Coclé, Los Santos,
Herrera, Colón, San Blas,
Darien, Panamá te añoro;
de ti he recibido tanto…
Yo seré el día y tú la noche
para dormir en un abrazo.
Yo seré el sol y tú el océano
para apagar en ti mis ansias.
Yo seré la barca que zarpa
cada tarde de la Isla de las Flores
y tú serás mi Puerto de Balboa.
Va triste el sol al despedirse,
le invade una nostalgia azul
que tiñe de rojos y naranjas
su rubia crin.
La noche viene sigilosa
por los senderos de oriente,
agazapada como una fiera,
lista a saltar sobre su presa.
Amo el universo en sus colores,
sus ritmos y melodías maravillosas.
Amo a la gente que sabe amar,
El silencio hiere los oídos
y enluta las almas.
Un potro negro,
más negro que la noche;
cruza al galope la sabana.
Nadie lo ve…
ningún tímpano vibra
por el retumbar de sus cascos,
pero todos sienten el miedo
que deja a su paso,
como intangible huella,
el potro de la muerte.
FANTASIAS…
…todo aquello que el ser no alcanza a
comprender:
Dios, las Hadas, los Duendes, el
mundo de los niños,
la preponderancia del
mal, la majestad del bien, el poder
de la Fe,